miércoles, 15 de octubre de 2014

Equinoccio

La mediocridad es mi peor pesadilla
y me escondo en la bruma de la huerta onírica.
Colgado de un árbol como un enamorado
espero mi sentencia.
No seré la suculenta manzana con la que tentará la serpiente.
Eva no desgarrará mi carne ni escupirá mi pulpa.
No seré la roja manzana que ofrecerá la bruja.
No seré yo quien envenene a Blancanieves.
Suspendido,
sin gravedad,
con los sesos derretidos
no me importa cuál será mi destino
porque estoy vacío,
sólo soy piel jugosa.
Contemplo una realidad medio ocre,
medio podrida.
Átropos con sus aborrecibles tijeras
corta la lana negra
que sostiene mi último aliento.
Me precipito como un ángel caído
al que le cortaron las alas cenicientas como castigo.
Mis dedos rozan el mundo como si fuera gasa de seda.
Me abro la cabeza.
Sólo quiero que me devoren los gusanos.
Bebed del zumo recién exprimido.
Nutriros de este vespertino bocado.
Embriagaros con mi sidra picada.
Hace tiempo que perdí mi sabor dulce.
Mis entrañas se tornaron amargas.
Mis glándulas soporíferas exudan mugre.
Que disfrutéis de mi insípido cadáver.