viernes, 17 de abril de 2015

Cementerio

La laguna yace dormida en el féretro de la noche. Las ondinas danzan perezosas en el poso muerto al son del cadáver cronológico. El arpa liberta su perlada melodía en frágiles pompas de brillante magnificencia. Un límpido pánico inunda la tumba mientras el arcaico depredador augura regio la llegada de sus marmóreas víctimas. Allí van las memorias que no descansan en nuestros corazones. El feroz olvido se nutre de ellas hasta saciar su sed. Con sus zarpas desgarra aquellos recuerdos que no embalsamamos y mientras son devoradas las almas que no quisimos inmortalizar derraman las lágrimas que no derramamos por ellas.