jueves, 26 de abril de 2012

Un cuadro por pintar, un sueño por cumplir

Con este relato he obtenido el primer premio en el XIX Certamen Literario de Primavera de mi instituto, el IES Profesor Hernández Pacheco. Trata sobre Lana, una chica que visita la Tate Modern en Londres para cumplir su sueño de convertirse en artista.

La sensación que tuvo Lana al pisar la Tate Modern es difícil de explicar, tanto que ni la más elaborada metáfora sería suficiente para expresar la emoción que sentía la joven. Con la boca abierta caminó por todos sus pasillos, observando todos y cada uno de los cuadros expuestos allí. Sí, el arte era su pasión y estaba en aquel lugar dispuesta a todo para hacer realidad su sueño. Pasó más tiempo en la planta dedicada a Andy Warhol. Éste era su mayor influencia. Sus cuadros llenos de colores contrastados eran su inspiración. A Lana también le apasionaba su historia, llena de drogas, manipulaciones y falsas amistades movidas por los intereses de cada uno.
Pero no estaba allí para realizar una simple visita cultural, se encontraba en la galería para convertirse en lo que había querido desde que era bien pequeña: artista.
Lana se sentía completamente perdida, no sabía dónde mirar, a dónde ir...Se sentó en una mesa en la cafetería. Ésta se encontraba en la última planta del edificio. Allí se podía admirar en todo su esplendor el río Támesis. Lana pudo observar cómo los rayos de sol se reflejaban elegantemente sobre la superficie. Los barcos acariciaban cuidadosamente la piel de aquella colosal serpiente transparente y en su trayecto deformaban la imagen de la puesta de sol que se había plasmado sobre el agua dejando atrás una estela coloreada por la luz del día. En aquel momento, Lana sintió una llama en su interior. Su alma le pedía a gritos que pintase, que cogiese un lienzo y comenzara a deslizar pinceles sobre él para transportar sus ideas a la realidad. No dudó ni un segundo, ya volvería al día siguiente, ahora debía pintar, expresar lo que sentía.
Trabajó toda la noche. Dibujó primero la silueta del río y, cuando estuvo conforme, empezó con las embarcaciones. Eso sí, todo lo realizó desde su punto de vista. No quería reproducir al milímetro la realidad, quería exponer en aquel panel sus pensamientos y sensaciones, enseñar al resto del mundo sus entrañas, que observaran su interior, cómo era ella por dentro. No quería ser una imitadora de lo que veía el ojo humano, copiar la realidad. No se convertiría en una impresora de cuadros, para ello ya estaban las cámaras fotográficas. Ya lo decía Picasso, se alejó del realismo al ver que la fotografía lo superaba en plasmar en un lienzo la reproducción exacta de una escena, por eso acabó inventando el cubismo, un estilo en el que las máquinas no podían vencer y tan sólo podía mover ficha la imaginación del hombre. ”Para qué -dijo- si una cámara lo hace mejor que yo”.
Cuando Lana volvió a pisar la Tate Modern, sintió la misma emoción que el día anterior. Sí, aquel sentimiento que ni la más recóndita palabra podría describir a la perfección. Aquella sensación que te susurraba desde el interior que todo iba a salir bien y que tus sueños se convertirían en realidad. Pero eso no era todo lo que sentía , explicar en su totalidad la inmensidad de emociones que se producían y agolpaban en su interior era prácticamente imposible. Lana traía consigo el resultado de aquella pasada noche de arduo esfuerzo. Se sentía orgullosa, en su opinión era su mejor trabajo. Iba sumida en sus pensamientos cuando tropezó con alguien. Era una señora mayor, se conservaba bien, pero se notaba en su rostro la huella del bisturí. A primera vista, Lana pensó que debía de ser una persona muy experimentada, por su avanzada edad y por su forma de vestir, muy formal y elegante. Y no se equivocaba, pues las palabras que dijo la señora a continuación confirmaron sus pensamientos.
-No se preocupe -comentó la mujer, mientras recogía del suelo los folios que se le habían caído como consecuencia del choque-. Soy Rita Hawkins, dueña de la exposición “Rise Paradise”, se expone en la planta cuarta.
En aquel momento, a Lana se le iluminaron los ojos de alegría. Sintió un impulso de cogerla del brazo y retenerla allí para poder enseñarle todos los cuadros que había pintado, pero Rita se le adelantó.
-Veo que te dedicas al arte -dijo señalando la gran carpeta que traía bajo el brazo Lana. Sobresalía el cuadro que pintó anoche, el del Támesis.
-Eh, sí, sí -titubeó la chica- Es mi pasión.
-¿Me los dejas ver? Ven, te llevaré al despacho de la planta baja. Allí me los podrás enseñar tranquilamente.
Cuando se acomodaron en los asientos del despacho, Lana sacó uno de sus dibujos.
-Bueno este lo hice anoche. Se me ocurrió la idea cuando ayer veía la puesta de sol sobre el río Ta...
No le dio tiempo a terminar la frase pues quedó atónita cuando de repente Rita rajó el lienzo de cuajo.
-¿Pero qué haces?-gritó Lana
-Dime -respondió tranquilamente la Sra Hawkins- ¿Qué quieres reflejar con este cuadro?
-Pues... no sé... La visión que tengo yo del mundo, cómo veo las cosas, reflejar cómo es mi universo interior.
-Mira, en el mundo del arte todo debe tener un significado. En tu búsqueda de representar lo que tú verdaderamente sientes, en el intento de enseñar al mundo de cómo eres por dentro, te has perdido y lo que podría haber sido una obra maestra ahora carece de significado, es un cascarón vacío. Te pregunto ¿por qué los barcos son verdes?
-Porque me gusta ese color.
-Esa no es razón suficiente. Los pintores tienen que querer transmitir algo con cada elemento que añadan a su obra. Querer hacer saber qué color es su favorito no es un mensaje. Estos barcos deben tener un significado más profundo, elaborado y complicado. Este río debe contar una historia, no representar una escena bonita y colorida. -Rita se quedó callada, pensando, después prosiguió- Mañana se va a celebrar una fiesta en honor al famoso pintor Frank Stella. Te doy otra oportunidad, te dejo que presentes un nuevo trabajo en la apertura de la celebración, si superas este reto, enhorabuena, habrás cumplido tu sueño, si no, a seguir trabajando hasta que se te presente una nueva oportunidad.
Lana trabajó toda la tarde. Se sentía nerviosa. No sabía si lo conseguiría. Pasó la noche en vela. Haciendo y deshaciendo bocetos y esquemas. La papelera de su habitación se llenó de bolas de papel arrugadas, con ideas marchitas encerradas en su interior. Ya eran casi las dos de la madrugada cuando recordó las palabras de Rita Hawkins, todo debía tener un significado. La llama de su alma volvió a avivar. Alumbraba con más fuerza, luciendo y calentando la mente de la pintora, de la cual salían a borbotones ideas a más no poder. Los pensamientos de Lana se plasmaban en el papel gracias al pincel de la artista, el cual se deslizaba elegantemente de un lado para otro, dejando rastros coloreados que, en conjunto conformaban una obra maestra.
Una multitud de invitados se agolpaban alrededor del escenario, sobre éste se encontraban el homenajeado, Rita y Lana. Delante un telón rojo cubría la misteriosa pintura que podría llevar a la fama a la artista en ciernes. Con pasos temblorosos, se acercó al cuadro y lo descubrió. Primero, asombro multitudinario, después aplausos eufóricos. Rita se acercó a Lana con una sonrisa en la cara. Ambas disfrutaban de la misma sensación: orgullo.
-Enhorabuena -comentó la galerista- Te lo has ganado. Sabía desde el principio que podrías hacerlo. Pero antes de que te vayas tengo que decirte una cosa. Cuando entras en el mundo de la fama, habrá gente que querrá que te hundas y te exilien del reino de la alta sociedad, pero habrá otras personas que desearán que te quedes a toda costa. Cuidado con ambos bandos, puesto que sus armas para conseguir sus objetivos son los mismos: manipulaciones, chantajes, drogas... Sé tú misma y permanece firme. El diablo no existe, la fama sí.
Los asistentes a la ceremonia no vieron un cuadro. No percibieron las rosas caprichosas que lo adornaban. La imagen de Lana se les apareció sobre el lienzo. Éste había dejado de ser opaco y se había convertido en una ventana que daba al mundo interior de la joven. Lana había conseguido su objetivo, logró que los invitados admiraran sus sentimientos y sensaciones. Se había convertido, desde aquel momento en el que aquellas personas se adentraron en su universo, en artista.

1 comentario:

  1. Enhorabuena por demostrar que las ciencias y las letras van unidas de la mano.
    Disfruta de tu premio.
    María

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